martes, 4 de septiembre de 2012

La lectura del jefe seathl

Carta dirigida por el jefe  Seathl de la tribu Duwanish al presidente de los Estados Unidos, en respuesta a una propuesta de compra de sus tierras,en 1855.

El gran jefe de Washington manda palabras, quiere comprar nuestra tierra. El gran jefe también manda palabras de amistad y bienaventuranza. Esto es amable por parte suya puesto que nosotros sabemos que él tiene muy poca necesidad de nuestra amistad.  Pero tendremos en cuenta su oferta, porque estamos seguros que si no obramos así, el hombre blanco vendrá con sus pistolas y tomará nuestras tierras. El gran jefe de Washington puede contar con la palabra del gran jefe Seathl, como pueden nuestros hermanos blancos contar con el retorno de las estaciones. Mis palabras como las estrellas: nada ocultan.

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esta idea es extraña para nosotros. ¿ Si hasta ahora no somos dueños de la frescura del aire o del resplandor del agua, cómo nos lo pueden ustedes comprar?. Nosotros decidiremos en nuestro tiempo. Cada parte de esta tierra es sagrada para mi gente. Cada espina de pino brillante, cada orilla arenosa, cada rincón del oscuro bosque, cada claro y zumbador insecto, es sagrado en la memoria y experiencia de mi gente.

Nosotros sabemos que el hombre blanco no entiende nuestras costumbres. Para él, una porción de tierra es lo mismo que otra; porque él es un extraño que viene en la noche y toma de la tierra lo que necesita.  La tierra no es su hermana, sino su enemiga, y cuando él la ha conquistado sigue adelante.  El deja las tumbas de sus padres atrás y no le importa. Así las tumbas de sus padres y los derechos de nacimiento de sus hijos, son olvidados. Su apetito devorará la tierra y dejará atrás un desierto.

La vista de sus ciudades duele en los ojos del hombre pielroja.  Pero tal vez es porque el hombre pielroja es un salvaje y no entiende…..No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades de los hombres blancos. Ningún lugar para escuchar las hojas en la primavera o el zumbido de las alas de los insectos.  Pero  tal es porque yo soy un salvaje y no entiendo, que el ruido parece insultarme los oídos. Yo me pregunto: ¿ qué queda de la vida si el hombre no puede escuchar el hermoso grito del pájaro nocturno, o los argumentos de las ranas alrededor de un lago en la tarde? El indio prefiere el suave sonido del viento cabalgando sobre la superficie de un lago y el olor del viento mismo lavado por la lluvia del mediodía, o con la fragancia de los pinos.  El aire es valioso para el hombre pielroja. Porque todas las cosas comparten la misma respiración…. Las bestias, los árboles y el hombre.  El hombre blanco parece que no notara el aire que respira. 

Importa muy poco el lugar donde pasemos el resto de nuestros días, no quedan muchos. Unas pocas horas más, unos pocos inviernos más y ninguno de los hijos de las grandes tribus, que una vez existieron sobre esta tierra, o que anduvieron en pequeñas bandas en los bosques, quedarán para lamentarse ante las tumbas de una gente que una vez fue poderosa y tan llena de esperanza. Una cosa nosotros sabemos y que el hombre blanco puede algún día descubrir. Nuestro Dios es el mismo Dios. Usted puede pensar ahora, que  usted es dueño de él, así como usted pielroja. Esta tierra es preciosa para El, y hacerle daño a la tierra es amontonar desprecio a su creador.
Los blancos también pasarán tal vez más rápido que otras tribus. Continúen ensuciando su cama, y alguna noche terminarán asfixiándose en su propio desperdicio. Cuando los búfalos sean todos sacrificados, los caballos salvajes todos amansados y los rincones secretos de los bosques se llenen con el aroma de muchos hombres y la vista de las montañas se replete de esposas habladoras, ¿dónde estará el matorral? Desaparecido. ¿dónde estará el águila? Desaparecida. Es decir, adiós a lo que crece, adiós a lo veloz, adiós a la caza. Será el fín de la vida y el comienzo de la subsistencia. Nosotros tal vez entenderíamos si supiéramos qué es lo que el hombre blanco sueña; qué esperanzas le describe a sus niños en las noches largas de invierno; qué visiones le queman sus mentes para que ellos puedan desear el mañana. Pero nosotros somos salvajes…Los sueños del hombre blanco están ocultos para nosotros y, porque están escondidos, nosotros iremos por nuestro propio camino. Si nosotros aceptamos, será asegurar la reservación que nos han prometido. Allí tal vez podremos vivir los pocos días que nos quedan como es nuestro deseo.

Cuando el último pielroja haya desaparecido de la tierra, y su memoria sea solamente la sombra de una nube cruzando la pradera, estas costas y estas praderas aún contendrán los espíritus de mi gente, porque ellos aman esta tierra, como el recién nacido ama el latido del corazón de su madre. Si nosotros vendemos a ustedes nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado. Cuídenla, como nosotros la hemos cuidado. Retengan en sus mentes la memoria de la tierra, tal como estaba cuando se la entregamos. Y con todas sus fuerzas, con todas sus ganas consérvenla para sus hijos y ámenla, así como Dios nos ama a todos.  Una cosa nosotros sabemos…nuestro Dios es el mismo Dios vuestro, esta tierra es para El, y el hombre blanco no puede quedar excluido de un destino común….


Con base en la lectura
-Realice  un comentario acerca de esta lectura y analícelo en grupos
-Mediante un dibujo represente la tierra en poder de los indios y lo que podría ser
,esa tierra, en poder de los blancos
-Que tipo de valores hace resaltar el jefe indio
-Realice una sopa de letras con las palabras que le llamaron la atención.



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